Por Ignacio Aravena
Colaborador P!ensa – Ms. Urban Planning NYU
Para muchos, puede ser tentador culpar a las inmobiliarias por el daño al ecosistema; sin embargo, ello no captura la esencia del problema. El mercado inmobiliario se encarga de construir y vender viviendas en base a las preferencias de un grupo que demanda estos bienes, siendo ellos promotores de su materialización. Pero, más importante aún, estas transacciones ocurren porque hay entidades que permiten su desarrollo a través de la aprobación de estudios de impacto ambiental y Permisos de Edificación. Por lo tanto, parte de los problemas se deben a una regulación carente de una visión integral que ordene las actividades económicas que se despliegan en el territorio y el medio ambiente que le rodea.
Dado lo anterior, los diversos instrumentos de planificación territorial son una herramienta muy decidora. Como se aprecia en Concón, el Plan Regulador Comunal es el que permitió la construcción de edificios cerca de las dunas. A su vez, la lenta progresión en la protección del campo dunar dio pie a proyectos y disputas legales en la zona, algo que podría haber sido evitado con una declaración temprana y completa de ellas como Santuario de la Naturaleza. Similarmente, la aprobación del Permiso de Edificación de Mirador Punta Pite, en Papudo, muestra otro caso donde el medioambiente se ausenta de la planificación territorial. En este caso, no sólo el Permiso ha sido disputado, sino que también se suman denuncias a la Superintendencia de Medio Ambiente por temas como la intervención en zonas protegidas y la tala no autorizada de árboles y arbustos nativos.
Lamentablemente, la ausencia de una adecuada planificación territorial no es algo nuevo en la región. Ello ha permitido que existan zonas residenciales que convergen con otras de producción industrial nociva -como ocurre en Ventanas-, con todos los efectos adversos que constantemente sufren las comunidades que habitan allí. En todos estos casos, la falta de una visión medioambiental y de largo plazo ha sido el factor determinante en la forma en que se ordenan los usos de suelo. Por lo mismo, es necesario y urgente comenzar a pensar de una manera más integral nuestro ordenamiento territorial, de lo contrario, continuaremos socavando nuestro patrimonio ambiental, provocándole un daño irreparable a las futuras generaciones.
*Publicada en El Mercurio de Valparaíso el 15 de diciembre de 2020